En Anoeta no le anularon ningún gol por fuera de recreo y los dos que firmó fueron dos obras de arte, el primero sentando a Zubeldia y un misil cruzado y en el segundo engañando a Remiro: cuando parecía que se la iba a mandar por el palo amplio, se https://andrewm318cjq4.blogunok.com/profile